Existe diferencia entre pedir reformas bienestaristas (estilo huevos del número 0) y pedir que se dejen de consumir ciertos productos o se dejen de realizar ciertas prácticas (el fin de la tauromaquia, por ejemplo): en el primer caso, se pide una regulación, en el segundo, se pide el fin o la abolición de ciertas prácticas.
Sin embargo, tanto unas como otras fallan gravemente en la promoción del veganismo, es decir, en la promoción de los derechos de los animales.
Las personas que promueven campañas que piden el fin de ciertas prácticas/productos (es decir, campañas monotemáticas), acostumbran a decir que su campaña es abolicionista, cuando en realidad no lo es. Lo adecuado sería decir que son «prohibicionistas«.
Cuando hablamos de abolicionismo en el contexto de la defensa de los derechos de los animales, no nos referimos a la abolición de una práctica o producto, sino a la abolición del estatus de propiedad de los demás animales, es decir, al fin de la concepción de que «los animales están en la tierra para servir al ser humano» o de que «son recursos que pueden ser utilizados como medios para un fin«.
El abolicionismo defiende que todos los demás animales tienen un valor inherente y que, por lo tanto, no son medios para un fin, sino un fin en sí mismo. Consecuentemente, defiende la abolición del uso de los animales y su estatus de propiedad.
El prohibicionismo, en cambio, solo pide el fin de alguna actividad que involucra a sólo a algunos animales.
Así pues, una campaña que abogue para que la gente deje de consumir, por ejemplo, «foie gras», no puede ser considerada una campaña abolicionista puesto que no cuestiona el estatus de propiedad de los animales. ¿Es una campaña que pide el fin/prohibición del consumo de foie? Sí. Pero no pide el fin/abolición de la visión de que los animales están en el mundo para servir al ser humano, ni cuestiona su estatus de propiedad.
De la misma manera, una campaña que abogue por el fin de la tauromaquia no puede ser considerada una campaña abolicionista, puesto que no cuestiona el estatus de propiedad de los animales. ¿Es una campaña que pide la prohibición de una práctica? Sí. Pero no pide la abolición del estatus de propiedad de los animales ni cuestiona la visión de que los animales están en el mundo para servir al ser humano.
Por lo tanto, ninguna de las dos campañas cuestionan la utilización de los animales en sí misma, sino que simplemente cuestionan la utilización de ciertos animales, de cierta manera. Así pues, no pueden ser consideradas campañas abolicionistas.
Las campañas que piden medidas bienestaristas son campañas bienestaristas/neobienestaristas.
Las campañas monotemáticas que piden la prohibición/fin de ciertas prácticas, pero no la abolición del estatus de propiedad, son campañas prohibicionistas/ neobienestaristas.
El perjudicial efecto de las campañas monotemáticas se ve reflejado claramente en la sociedad: Unos animales nos «importan», otros no.
Así pues, vemos que la mayoria de la sociedad se preocupa por unos animales pero no por todos. Personas que jamás comerían foie, pero ven con absoluta normalidad comer el resto de productos de origen animal. Personas que jamás llevarían un abrigo de piel o irían a ver un espectáculo taurino, pero ven con absoluta normalidad el comer productos de origen animal. Esto se lo debemos, sin duda, a las campañas monotemáticas.
Como abolicionistas, nuestro mensaje debe ser claro y no debe discriminar en función de especie: todos los animales merecen ser liberados de la opresión del ser humano, todos los animales deben dejar de ser considerados propiedad.
Cristina Kuypers